Por: Marilyn Calvache
El medio de comunicación Vorágine produjo una radiografía que expone las verdaderas consecuencias del consumo de dos productos ultraprocesados: Pony Malta y Pingüinos. A través de entrevistas a expertos y estudios realizados por la Organización Panamericana de Salud (OPS) y la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) encontraron las razones del porqué eran denominados ultraprocesados, y por ende, nocivos para la salud de los consumidores.
Primero: la Pony Malta, promocionada como “una bebida de campeones”, que aporta beneficios nutritivos y brinda energía, según estudios, es una gaseosa que contiene más de 8 veces la cantidad de azúcar recomendada para un producto, que no contiene fibra, pero sí tiene cuatro aditivos que junto a los acidulantes, aromatizantes, emulsificantes, hacen que sea una bebida con contenidos artificiales. En resumen, el consumo de esta cantidad de azúcar en las bebidas es la causa número uno de la obesidad en los niños y niñas.
Segundo: los Pingüinos son pasteles recubiertos con una capa de chocolate y por dentro contienen un relleno cremoso. Tres preparaciones industriales en un solo producto. Un ultra procesado con casi cuatro veces más de la cantidad de azúcar recomendada por la OPS.
Así mismo, la radiografía explica los múltiples efectos a partir del consumo de los aditivos que contiene un ponqué de Pingüinos. Es por eso que Vorágine expone de forma creativa y contundente, lo que causan los componentes de aquellos productos en el cuerpo. Sin embargo, no se trata de una noticia reciente. En 2023, la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN), explica que uno de cada cuatro niños en Colombia entre los 5 y 12 años tiene exceso de peso, y el 18% de los adolescentes tienen riesgos de sobrepeso y obesidad por el consumo cotidiano de ultraprocesados. Investigaciones sobre la obesidad infantil realizadas desde el año 2000, cuando según el Ministerio de Salud y Protección Social, mostraron que las ventas de alimentos procesados aumentaron. Es por eso que desde el 2021 el gobierno viene modificando los artículos de la Resolución 810 que expide los etiquetados nutricionales y los sellos de advertencia en los alimentos, con advertencias como “Exceso de azúcares”, “Exceso en sodio”, “Exceso en grasas saturadas”, entre otras.
Pero, ¿ha sido suficiente el etiquetado? Si bien se trata de una norma reciente, es esencial que junto al establecimiento de estas advertencias, las campañas de educación y prevención estén centradas en informar por qué los productos tienen estas etiquetas, cuáles son las consecuencias del consumo excesivo, y sobre todo, a que el gobierno regule la publicidad de los productos ultraprocesados. Debería ser inaceptable que una bebida sea promocionada como “nutricional” si sus componentes no cumplen con esta premisa. Hace unos años se discutía que las tablas nutricionales de los empaques no eran comprensibles para el público en general, pero, a mi modo de ver, no es suficiente poner etiquetas de exceso en sodio y exceso en grasas saturadas, por ejemplo, porque las personas no reconocen las verdaderas consecuencias en la salud, ya que no tienen la formación nutricional sobre lo que significa consumir aditivos o lo que realmente producen las bebidas artificiales en el organismo. Una sociedad desinformada ignora sellos, y prescinde mucho más de ellos si es bombardeada con publicidad nutricional engañosa. La accesibilidad, la distribución y la venta de ultraprocesados en casi todo el territorio nacional, debe garantizar, en igual proporción, la accesibilidad a la información verídica y clara sobre los mismos.