Comunicación Social | Universidad Mariana | ISSN- 2981-3832
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El oro no se come
El oro no se come

El proyecto fotográfico «El Oro No Se Come», se realizó gracias a la colaboración del Ministerio de Cultura, la gobernación y la alcaldía de Mocoa, quienes apoyaron el evento de apertura de la exposición. La muestra se expuso en la capital del departamento del Putumayo entre el 11 y el 21 de abril.

Mi propósito como artista, en este proyecto, no solo se basó en la creación de belleza estética, sino en la búsqueda incansable de la verdad y la justicia. Vale decir que creo firmemente en el poder transformador del arte para inspirar cambios positivos en el mundo, y «El Oro No Se Come», es mi contribución a esta noble causa. En un contexto social donde el extractivismo y la desigualdad son realidades palpables, es crucial que el arte marque la diferencia al elevar la conciencia y movilizar a la acción, pues considero el arte como un acto político, como una herramienta para fomentar el cambio social y la protección del medio ambiente. En última instancia, esta serie fotográfica va más allá de ser una simple colección de imágenes: es un llamado a la acción, una invitación a unirse a la lucha por un departamento para que deje de basar su economía en el extractivismo. Además, creo que es urgente detener la concesión de permisos de exploración y explotación en sitios que son reservas naturales, como la montaña de la vereda Montclar (Mocoa, Putumayo). Esta serie es un llamado de atención, siguiendo el ejemplo de «La Vorágine», donde cambiamos el caucho por el cobre. 

En este momento, la multinacional Libero Cobre tiene la llave, y es hora de no permitir que se abra la puerta.

El gran banquete

En este banquete de contradicciones, la ilusión de riqueza se desvanece en el eco sordo de la injusticia, donde el tenedor se convierte en cetro de esclavitud, y el hambre devora no cuerpos, sino dignidades.

Vitamina O

Como el fruto prohibido en los jardines del Edén, la cápsula se erige como néctar de la paradoja, promesa de alivio y acertijo se congoja. En este beso entre lo efímero y lo eterno, el destino se inscribe en el eco de un suspiro, donde la medicina se convierte en el veneno y la salvación, en el abismo.

Anillo de Giges

Sólo somos justos por miedo al castigo de la ley o por obtener algún beneficio por ese buen comportamiento. Si fuéramos «invisibles» a la ley como Giges con el anillo, seríamos injustos por nuestra naturaleza. En esta imagen, el anillo se muestra como símbolo de la dualidad humana, donde la seducción del oro y la opulencia se enfrentan al llamado de la conciencia y la integridad. En el contexto del extractivismo, que devora almas y riquezas, la moralidad se ve sometida a la tentación del poder y la codicia desenfrenada.

La colmena

Somos abejas ciegas en la colmena del extractivismo, sin ver el colmo en el que nos hemos metido.